El domingo pasado fue un gran día. Mis dos hijos
hicieron su primera carrera y la disfrutaron de lo lindo.
La III Carrera Familiar Solidaria Fuengirola unió
a gran grupo de corredores y a sus hijos. Los pequeños, en un recorrido de
apenas 200 metros hicieron las delicias de los mayores y ellos lo pasaron como
los grandes lo hacemos cuando competimos.
Hugo y Marcos estuvieron nerviosos los días
antes, con ganas de entrenar y que les comprara unas zapatillas, porque
"papá, vamos a correr una carrera".
La salida fue caótica y cámara en mano intenté
grabarlos. Hugo pasó a toda velocidad y Marcos llegaba atrás, llorando. Se
había caído y se dolía de la rodilla, pero no paró de correr y cogido de mi
mano entró en meta (esa es la actitud).
Los dos orgullosos con sus medallas, y no digo
nada de Mónica y yo verlos haciendo deporte, disfrutando y aprendiendo de su
importancia.
Espero que hayan muchas oportunidades como ésta
para hacer deporte junto a ellos y que se puedan sentir importantes.
Respecto a mí y mi carrera, una salida demasiado
rápida me dejó tieso durante 3 minutos pasados tan solo kilómetro y medio,
nunca me había pasado esto. La semana de entrenos fué intensa y la noche
anterior no dormí precisamente mucho, pero, tras dicho parón, en el que pensé
en retirarme, el gen competitivo que tengo (el que lucha por ganarme en cada
carrera) me hizo ponerme la camiseta que me había quitado y comenzar de nuevo a
correr cuando las pulsaciones volvieron a un umbral normalizado. Al final el
ritmo fue muy bueno y terminé los 10,3 km en 50:49. Pese al momento de
fatiguita y el intenso calor lo disfruté enormemente y terminé muy contento.
Creo que voy por el buen camino.
Sigamos con el entrenamiento y pensando en lo que
viene en poco tiempo, que será la guida al pastel de muchos meses intensos.
Me encantó ver a mi hermano Fede, que fue el animador de la prueba, maestro inmejorable de ceremonia, a su mujer, Paloma (que carrerón se pegó) y sus guapísimas rubias, Julia y Lucia. Nos vemos pronto.
#nopiensescorre #dearhardwork