Una vez pasados varios días de la Maratón Cabberty Málaga y con las
endorfinas algo más bajas (pero no mucho la verdad) voy a intentar explicar que
pasó y sentí.
La noche anterior bajé al centro a cenar con Francisco Ruiz y su
compañero de entreno Jorge García. Fue una cena corta, ya que tras una primera
parte animada y comentando el recorrido de la carrera (después haré referencia
a lo ocurrido en la zona del Martín Carpena, justo en la media maratón y que ha emborronado la carrera), sus gestos se fueron endureciendo
y perdiendo la animosidad inicial. La tensión aumentaba. Tenían ganas de, bien
dejar de hablar de la carrera por no aumentar el nerviosismo, bien para llegar
pronto a sus hoteles y descansar. Da gusto hablar con maratonianos con varias participaciones
a sus espaldas y buena gente. Gracias, porque aprendí mucho esa noche. Y el
palpar el nerviosismo del corredor aficionado que lleva meses entrenando
duramente y que su objetivo es luchar contra sí mismo, contra el crono y contra
las adversidades.
Llegué a casa antes de las once y terminé de preparar los arreos de matar.
Puse el dorsal y los geles en el porta-dorsal, la riñonera para llevar el
móvil, cargué el ipod y descargué la cámara de vídeo. Vaselina, tiritas…. Todo
se quedó listo. La casa estaba tranquila, dormían mi mujer y los niños.
Preparé el último bidón de sales y me lo llevé a la cama. Un poco de
lectura (leí el capítulo final del libro de Francisco “Mejorar es posible”) y a
la una de la mañana el sueño me venció.
A las 5:30 de la mañana la alarma del móvil sonaba y de un salto a la
cocina a desayunar (tenía puesta la alarma cada 10 minutos hasta las 8 de la
mañana, psicosis ante el miedo a quedarme dormido). Dos rebanadas con mermelada
de fresa, una rodaja de pavo, un café solo y nueces y pasas. Ahí si que no hago
experimentos. Siempre desayuno lo mismo y me va bien.
Paso por el baño, un buena ducha caliente y a vestirme.
Escribí días atrás un post hablando sobre la camiseta que llevaría el día de la carrera. Quería dar voz a los enfermos celíacos. Durante la carrera mucho público me animó viendo la camiseta. Sólo espero que haya ayudado en algo la iniciativa. Estoy muy contento por ello. Os pongo enlace a anterior post donde escribí sobre este tema:
http://zorzalez.blogspot.com.es/2014/11/sin-gluten.html
Pasadas las 7:15
salía de casa. Hacía fresco, pero no era excesivo.
Como al lado de casa pasaba la carrera, yendo al puerto, donde se había
dispuesto aparcamiento para los corredores, en muchos puntos habían policías municipales y señalizaciones preparadas para la carrera.
Aparqué en el puerto, junto a las instalaciones de urbanismo del
Ayuntamiento. Una caminata a buen ritmo para calentar y quitar nervios.
Cerca del parque, a la altura de la Plaza de la Marina, junto al
McDonads, se me ocurrió grabarme un vídeo, recordándome tanto entrenamiento,
tantos meses, y este trayecto tan maravilloso. Último acto de motivación antes
de la carrera.
Mucha gente junto a la salida, calentando unos, haciéndose fotos en
grupo otros, charlas, y sobre todo mucho nerviosismo.
Iba en dirección a la Plaza de Toros a dejar la mochila y terminar de
arreglarme para la carrera. Vaselina por todos lados, tiritas en los pezones,
porta dorsal colocado y riñonera con el teléfono, papel higiénico por si las
moscas y bolsita con recuperador para la meta, que había que pensar en el
postoperatorio.
Me crucé con Francisco y Jorge un rato antes de la salida. Manojo de
nervios calentando que eran los dos.
Me coloqué los cascos y a oír los Prodigy. No hay que perder las
buenas costumbres.
Un calentamiento muy suave, igual demasiado, pero uso los primeros
kilómetros siempre para soltar musculatura y pillar el ritmo que necesito.
Me introduje en la marea de corredores en la salida, iba buscando la
liebre de 3:45, pero no la veía. No pasaba nada, si no podía ir con ella,
marcaría 5:30 por km y a esperar acontecimientos.
Saqué el móvil y me hice varios selfies. Una foto antes de la salida
con la marea de cabezas y la salida en unas y el fondo de los que esperábamos
en la otra.
Sonó el pistoletazo de salida y comenzamos a aplaudir y a gritar. Los
nervios, malditos y benditos nervios. Poco a poco pasamos de andar a un suave
trote. Y de ese suave trote a correr.
Paseo de los Curas, Paseo de la Farola y a encarar el Paseo Marítimo
Pablo Ruiz Picasso y hacia el Chanquete. Cielo despejado y una temperatura
fresca, pero con el sol dando un reflejo increíble contra el mar. Uno a mi lado
decía con orgullo “¡Impresionante correr junto al mar y con ese reflejo. Que
ciudad tenemos! ”.
Primer, segundo, tercer kilómetro, madre mía lo que nos queda aún.
Ahí, aún leía los carteles con los kms y la frase que cada uno tenía. Pasado
Los Baños del Carmen nos empezamos a cruzar corredores. Los primeros de la
carrera iban espaciados, en grupitos de 2 o 3, y al poco, se cruzaros dos
grandes grupos comandados por Abel Antón y Martín Fiz.
Frente a lo que fue Casa Pedro, en la acera contraria vi a José María,
que me dijo que casi seguro estaría para ver la carrera un rato y animarme. Con
gestos le pedí una foto en la vuelta. Al final fue un vídeo, me encantó.
Durante todos estos meses él me ha ayudado a interiorizar lo
importante de la alimentación y de bajar peso y no ha parado de darme consejos
y de contestar las dudas que me han ido surgiendo. Gracias por tu ayuda amigo.
Pasar de 78 kg en marzo a 71 kg el día de la carrera fue parte del entrenamiento
oscuro de la carrera y de lo que más me ha ayudado a mejorar y conseguir mis
objetivos.
Me encontré con Lourdes (compañera del gimnasio y con la que junto a
Alejandro, otro compañero nos hicimos hora y media dos domingos antes) en esa
parte de la carrera por primera vez. Iba con muy buen ritmo, charlamos un poco,
nos deseamos suerte y tiró adelante que iba acompañada.
Yo seguía en mi ritmo, algo por debajo del tiempo por kilómetro que
necesitaba para conseguir mi objetivo. Todo iba muy bien salvo una pequeña
molestia en el cuádriceps derecho. Esperaba que no me molestara más adelante.
En el km 10 me tomé el primer gel. Alimentación e hidratación durante
la carrera, martillo pilón oído y leído mil veces. Si algo me salió bien en la
carrera fue eso, tomar hidratos, sales y agua. Vencer a la fatiga y al muro o
demorarlo era el objetivo.
A eso que la liebre de 3:45 llegó a mi altura, rodeada de un grupo
nutrido. Ese grupo se fue diluyendo al paso de los kms, y recogiendo a
corredores que con mayores aspiraciones se agarraron a la liebre como forma de
aguantar un ritmo y llegar a meta de la mejor forma posible.
Pasado el km 10 se agregó otra liebre también para la misma marca.
Salvo los pacers oficiales, el resto se ve que eran componentes del Club Mediterráneo.
Muchas gracias por ayudarnos en los objetivos. Esa liebre era Paco, un hombre
que iba animando en todo momento al grupo y que nos acompañó 20 kms.
Hasta la zona del Martín Carpena todo bien, un paseo por la zona de la
Térmica sin problemas.
Y a eso que llegamos a la zona que le ha dado una patada en las partes
a la carrera. No había señalización ni voluntario que marcara el recorrido en un punto de la carrera por lo que 27 corredores, entre ellos las 2 que entraron primeras fueron descalificadas por hacer menos distancia. En vez de asumir la responsabilidad del hecho ya que por acción u omisión o fuerza mayor, no había una persona o no se había podido poner siquiera una valla en ese punto, en la nota de prensa que sacaron esa misma tarde se podía leer que los corredores hemos de saber todo el recorrido al dedillo por lo que hubiera o no señalización, era culpa del corredor. Y yo me pregunto ¿Cómo puede ser que no estuviera señalizada convenientemente esa
zona, que era una revuelta de calles? ¿Por qué este Ayuntamiento es incapaz de
permitir que se pinte en calzada una línea azul que deje claro el recorrido? ¿Tan
difícil es decir, ¡me he equivocado!, pedir disculpas y dar soluciones para el
futuro? ¿Era necesario descalificar a 27 corredores, cuando el
fallo es organizativo? Pienso en esos corredores y si yo para correr una maratón en mis tiempos y ritmos he dedicado lo que he dedicado, que no habrá supuesto para ellos?
Una pena, ya que en general la organización es muy buena, pero caemos en
fallos que estancan la prueba y la ciudad de Málaga de nuevo aparece en los
medios y no por cosas buenas. Siempre que participo en carreras y me decepciona la organización por algo no puedo dejar de reflejarlo.
La nota de prensa de la organización del domingo provoca bochorno.
Como he estado escribiendo varios días este texto, el miércoles por la tarde salió una nota de prensa de la organización disculpándose, e indicando que se restituirían los premios a los descalificados que se lo ganaron en el asfalto y se resarciría con el pago de inscripción a ellos. Igualmente que en la siguiente edición se pintaría línea azul para marcar el recorrido. Han tardado 3 días, pero al final no había otra salida que hacer lo que han hecho. Espero que si de nuevo se comete un error no se tenga que producir tanto revuelo para que reaccionen y minimicen el daño a corredores y carrera.
Bueno, continuamos con la fatiga. Vamos pasando kilómetros por la zona
de Avda. Europa, junto a los antiguos bidones de Campsa, Camino San Rafael,
Juan XXIII y Cruz de Humilladero. El ritmo es más o menos constante y no lo
llevo nada mal.
Ya en la Avda de la Aurora vuelvo a ver a Lourdes. Iba regular. En poco me
puse a su altura. Decía que no iba, que tenía dolores. Varios le dijimos que se
dejara de dolores y que para delante, que había que terminar. Aún le quedaban
14 km. La animamos lo que pudimos y continuamos la marcha esperando que se
repusiera.
Ya un poco antes del final de calle Hillera pensé que en 3 kilómetros
vería mi mujer y a mis hijos. Me eché a llorar. Era un manojo de sensaciones, y
por suerte todas buenas.
Junto al Málaga Plaza, Gemma, monitora del gimnasio Viva donde acudo a
ponerme cachas, y con la que he salido a rodar en grupo, estaba como loca
animando a los que pasaban. Pasé a su lado y la saludé, me preguntó que tal
iba, le dije que bien, pero que venía Lourdes regular detrás, que le diera un
empujón de moral. Era el km 30.
Continúo la marcha a buen ritmo. El km 31 fue el más rápido, a 5:08.
Me acerqué al punto donde iba a ver a los míos. Allí estaban los 3, mi
mujer cámara en mano esperando que pasaran. Mis dos hijos, alucinando y
paralizados cuando me vieron que me salía de la línea de corredores, saltaba al
lado de la calzada donde pasaban los coches y les daba un beso a los tres. Mi
mujer gritaba dándome ánimos y estaba muy emocionada. Han sido muchos meses
entrenando, que tiene un porqué y que no es una locura,
sino un acto de auto superación, de matar parte de tus miedos, un acto hecho por mi pero que transciende a mi persona y que busca más de lo
simplemente aparente.
(para
visualizarlo mejor poner a máxima calidad)
Emocionado continué la marcha, y creo que aumenté inconscientemente la
marcha. El cuádriceps derecho empezó a molestarme. Tras el avituallamiento
siguiente, en el km 35 comencé a sufrir flato. Mala cosa. El dolor de cuádriceps
se trasladó al abductor. Peligro!!
El flato me tenía contenido y tenía miedo de romperme en el abductor. Otro
corredor que iba a mi lado estaba también con sus problemas y estuvimos
dándonos ánimos hasta el final de carrera. Nos dejamos atrás el uno al otro en
varias ocasiones, y hasta el último km donde no quise forzar estando tan cerca
aguantamos juntos, pero ya el continuó adelante. En meta nos reencontramos y
nos dimos un buen abrazo.
La verdad que creía que en el centro, sobre todo en calle Larios
habría más gente. Realmente había poca, una pena, me decepcionó eso un poco
porque la noche antes en la cena imaginábamos Larios a rebosar y llevándonos en
volandas.
Llegando a meta, en la última curva de la carrera, junto al Hotel
Málaga Palacio vi de nuevo a mi familia. Mi mujer había salido corriendo al
coche con los enanos y pudo llegar a la meta. No me lo esperaba, ya que el día
anterior quedamos en que los vería arriba y no habría mucho tiempo para que
llegaran. Pues llegaron, y que emoción. Agarré a los enanos y quise entrar en meta
con ellos. Una persona de la organización antes de entrar en el parque me lo
impidió.
Tuve que dejarlos con su madre y muy a mi pesar, hice los últimos
metros de la carrera, llorando de emoción. Había cumplido un sueño. ¡SOY
MARATONIANO!.
Que te pongan la medalla en meta, te den la camiseta de finisher. Eso
es grandísimo.
Aparecieron los tres a la carrera. Besos y fotos con ellos.
Hugo, mi hijo mayor me dice que el momento que más le gustó de lo que
vivió fue cuando los cogí para llevarlo a meta. Me había imaginado el momento
multitud de veces. Los llevé un rato. Me quedo con ello para siempre.
Al poco de entrar llegó Lourdes. Se había repuesto y bajó de las 4 horas al final. Enhorabuena!!.
Vi a mi hermano y amigo Fede. Nuevo carrerón de Paloma, su mujer y el orgullosísimo de ella. Me alegro un montón.
El, con su cámara me hizo varias fotos. Os dejo una con Rafael Luque, el cual el pasado marzo fue operado de cancer y 7 meses después vuelve a terminar una maratón. Si hablamos de héroes, aquí tenemos a uno.
Llega el punto y aparte de este blog. No se si mantendré su nombre o
buscaré uno nuevo. Lo que si se es que seguiré alimentándolo, hablando de las
carreras, de los entrenamientos, de lo que lea o escuche, de lo que me enseñen
y pueda aprender, en definitiva, de las vivencias de un corredor aficionado,
que una vez fue atleta y que hoy intenta ser libre y feliz calzándose unas
zapatillas y quemando asfalto.
He usado el lema #dearhardword este tiempo. El querido y duro trabajo
me ha puesto aquí, se lo debo todo. Habrá que recompensarlo siguiendo a su
lado.
Gracias a todos por vuestro apoyo y ánimos. OS QUIERO AMIGOS!!!!
http://connect.garmin.com/modern/activity/647381086#tab-stats